Portal De Tecnologia y Ciencias

Portal De Tecnologia y Ciencias

lunes, 31 de marzo de 2008

Salud y Ciencia







Las suposiciones condicionan nuestra percepción visual
Una nueva investigación confirma que el cerebro construye en parte lo que vemos

Una nueva investigación ha descubierto que la manera en que interpretamos la luz que llega a nuestros ojos está condicionada por las presunciones que nos hacemos previamente sobre el entorno, lo que confirma que, en el proceso de la percepción visual, el cerebro “construye” en parte lo que vemos. Generando un entorno en el que no existían las “suposiciones” visuales (que amplían las posibilidades de interpretar la información visual de los entornos), ocho voluntarios debieron señalar un objetivo que cambiaba continuamente de posición en la pantalla de un ordenador. Señalaron mayormente aquellas localizaciones del objetivo más cercanas a la dirección en la que ellos miraban, además de que creyeron que habían conseguido ver algunos objetivos porque los estaban mirando directamente, aunque no fuera así.


Fuente: Tendencias

Normalmente, tendemos a ver mejor aquellas cosas a las que dirigimos nuestras miradas directamente pero, según una nueva investigación, también afecta a nuestra percepción visual otro factor: las suposiciones que hacemos acerca del entorno que rodea nuestros objetivos visuales.

Un estudio dirigido por el investigador E.M. Brenner, de la Universidad holandesa de Vrije, ha permitido comprender un poco más el mecanismo de colaboración que se establece entre el cerebro y los ojos a la hora de interpretar lo que vemos diariamente. Los resultados de su investigación han sido publicados por la revista especializada Journal of Vision.

Presunciones y entorno

En su artículo, los científicos explican que la manera en que interpretamos la luz que llega a nuestros ojos está condicionada por las presunciones que nos hacemos sobre el entorno. Por ejemplo, cuando confiamos en las sombras para juzgar la forma de un objeto, en realidad lo que hacemos es suponer la reflectancia de la superficie del objeto, así como su iluminación.

Al parecer, sin este tipo de presunciones las posibilidades de interpretar los estímulos visuales serían muy limitadas, por lo que es normal que “aceptemos” que no nos fallarán o que no nos engañan.

Anteriores estudios habían confirmado que la familiaridad con un entorno determinado permite que nos parezcan más creíbles estas presunciones o suposiciones acerca de lo que vemos. Para desarrollar esta línea de investigación, el estudio de la universidad holandesa se propuso descubrir de qué forma el ser humano interpretaría visualmente un entorno en constante cambio o un entorno “cuestionable”, en ausencia de las presunciones visuales comunes.

Realización del experimento

Para descubrirlo, se reunió a ocho individuos, dos de ellos autores de la investigación y otros seis que desconocían la hipótesis que pretendía demostrar el estudio. Todos ellos habían trabajado juntos en investigaciones sobre psicofísica, que es el estudio de la relación entre las estimulaciones físicas y la forma en que se interpretan o registran mentalmente.

El experimento consistió en que estos individuos identificaran la localización, en una pantalla de ordenador situada a metro y medio de ellos, de un objetivo que daba saltos (un cursor verde circular), moviéndose hacia diferentes sitios dentro de cinco círculos concéntricos (colocados alrededor de un punto de fijación), cada 250 milisegundos.

Los participantes debían colocar un cursor de ratón en el lugar en el que estaba el objetivo en el momento en que aparecía en la pantalla un flash (en la primera fase del experimento) o un color (en la segunda fase del experimento) para indicarles el momento en que debían señalar el lugar donde supuestamente se encontraba el objetivo en ese momento.

Los saltos pretendían generar incertidumbre en los voluntarios acerca de dónde se encontraba el objetivo en el momento en que debían señalar su posición, al ritmo que marcaba el flash o el color, permitiendo así que las presunciones se expresaran. Es decir, señalaban donde estaba el esquivo objetivo basándose únicamente en las presunciones subjetivas acerca de su posicionamiento.

Resultados

En cada fase los participantes dieron hasta 250 respuestas. Según informa The Association for Research in Vision and Ophthalmology en un comunicado, los investigadores descubrieron que los participantes prefirieron principalmente señalar las posiciones del objetivo que eran más cercanas a las que sus ojos estaban mirando, independientemente de que fuera un flash o un color lo que les indicara el momento en el que debían señalarlas.

Por otro lado, en los casos en que estuvieron dudosos, los participantes tendían a creer que habían estado mirando directamente lo que supuestamente habían visto, cuando en realidad el objetivo ya no estaba donde ellos miraban.

Según Brenner, el experimento confirma que nuestra experiencia con el mundo nos enseña qué suposiciones sobre nuestro entorno debemos aceptar. Además, corroboró asimismo que tendemos a creer que, si vemos algo, es porque lo hemos estado mirando directamente.

La vista como proceso constructivo

Esta no es la primera investigación dirigida a descubrir la colaboración entre cerebro y ojos en el procesamiento e interpretación de las señales visuales. En 2006, la revista Nature Neuroscience publicaba un artículo sobre el trabajo de un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Washington y de la Universidad de Minnesota, gracias al cual se había descubierto que una región de la corteza cerebral del ser humano es la encargada de procesar la información visual acerca del tamaño de los objetos, lo que supondría que los ojos sólo son responsables de una parte de la percepción visual.

Otra parte de esta percepción es realizada por el cerebro, que hace suposiciones o infiere, de la información que recibe de los ojos, acerca de todo aquello que nos rodea. Tal como informamos entonces en Tendencias, estas experiencias confirman que la imagen final percibida por un individuo es resultado de un proceso constructivo.

La universidad holandesa añade una nueva información sobre la relación entre cerebro y percepción visual, destacando la importancia de las suposiciones en la imagen que construimos del mundo y que la visión directa de un objeto no siempre nos aporta una visión fiable de la realidad.

Científicos confían en una vacuna contra el Ébola antes de 2014

Una vacuna contra el Ébola podría ver la luz en los próximos "cuatro, cinco o seis años", estimaron los científicos reunidos entre el miércoles y el viernes en Libreville en ocasión del cuarto Congreso Internacional sobre este virus y el de Marburgo.

Fuente: AFP


"La tecnología parece estar allí. Es cuestión de tiempo. Lograr una vacuna autorizada puede tomarnos cuatro, cinco o seis años", afirmó a AFP Thomas Geisbert, un investigador estadounidense que participa en la cita en la capital gabonesa.
Desde el descubrimiento del virus de Marburgo en 1967, "todo el mundo quiso una vacuna. Buscamos y buscamos, fracasamos y fracasamos... y finalmente, en 2000, logramos establecer plataformas que funcionaban", explicó este doctor, uno de los especialistas más reconocidos en la materia.
Aplicada a monos, la vacuna con la que se trabaja actualmente requiere una única inyección, tras la cual se puede poner al primate en contacto con altas dosis de Ébola.
"Este tratamiento con los monos funciona muy bien", aseguró Geisbert.
Pero, advirtió, "la experiencia me ha enseñado de que se requiere tiempo para pasar de la idea que tenemos a una jeringa rellena de vacuna" para el hombre.
El Congreso, que se celebra por primera vez en el continente africano, reagrupa a un centenar de especialistas llegados del mundo entero.
Los virus del Ébola y de Marburgo provocan fiebres hemorrágicas contra las que no existe ningún tratamiento. Matan a entre el 50% y el 90% de las personas afectadas.


Quienes sufren esquizofrenia tienen una mutación genética única

Las personas que sufren esquizofrenia tienen niveles más altos de mutaciones genéticas raras, que parecen afectar el cerebro en desarrollo, según un estudio divulgado en la revista estadounidense Science.

Fuente: AFP


Los individuos con esa enfermedad tienen entre tres y cuatro veces más cantidad de anormalidades genéticas raras que las personas saludables, y la mayoría afectan genes que regulan las funciones cerebrales.
Las anormalidades consisten en líneas de ADN duplicadas o borradas y difieren entre las personas, tanto que la huella genética de la enfermedad es única para cada individuo.
"Especulamos con que la mayoría de las personas con esquizofrenia tienen una causa genética diferente", dijo Mary-Claire King, profesora de ciencias del genoma en la Universidad de Washington en Seattle, que colaboró en el estudio.
"Las mutaciones son raras individualmente, pero comparten las consecuencias", añadió.
La esquizofrenia es un desorden psiquiátrico crónico que afecta a aproximadamente un 1% de la población. Las personas con la enfermedad sufren alucinaciones, delirios, sentimientos de persecución y pensamiento desordenado.
Algunos de los síntomas pueden ser controlados con medicación, pero no tiene cura.
Antes de la publicación de este estudio en Science se asumía que estudios genéticos como éste rastrearían los orígenes de la enfermedad hasta un grupo de mutaciones genéticas comunes.
Pero esta investigación sugiere que la firma genética de la esquizofrenia, como el autismo, es mucho más complicada e involucra a docenas o cientos de genes, cuya función ha sido afectada por duplicaciones o eliminaciones de ADN.

DETECTADO EN RATONES EL MECANISMO QUE PODRíA ESTAR EN EL ORIGEN DE LA OBESIDAD HUMANA

El cerebro tiene un sexto sentido para detectar las calorías
Una investigación desarrollada con ratones ha descubierto que el cerebro tiene un sexto sentido para detectar las calorías en los alimentos y que desencadena mecanismos compensatorios cuando comemos nutrientes con calorías, independientemente de que vengan o no acompañados de azúcares. Este descubrimiento sugiere que no sólo el sabor activa la respuesta cerebral, sino que otras funciones del organismo, como las metabólicas o la detección de señales gastrointestinales, también lo hacen. Conocer bien los procesos cerebrales que nos inclinan a consumir calorías ayudará a comprender mejor las causas de una enfermedad que se está volviendo pandémica en el mundo desarrollado: la obesidad..

| Fuente: TENDENCIAS CIENTÍFICAS

El sabor de la comida juega un papel fundamental en nuestro consumo de nutrientes. Pero también los efectos que producen los alimentos en nuestra digestión influyen en nuestras preferencias, independientemente del sabor de lo que comemos, según una investigación cuyos resultados publica la revista especializada Neuron.

Las bases neuronales para este mecanismo de "elección" de los alimentos que consumimos aún son poco conocidas, por lo que un equipo de científicos del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, ha intentado descubrirlos mediante esta investigación.

En concreto, los investigadores se centraron en un tema que preocupa especialmente a las sociedades de los países desarrollados: el consumo de calorías. Así, descubrieron que el cerebro puede "notar" las calorías que hay presentes en un alimento, independientemente del mecanismo del gusto.

Ciegos al dulce

Al menos eso es lo que pudieron comprobar en ratones. Según explica CellPress en un comunicado, los científicos utilizaron en el experimento ratones genéticamente modificados y ratones normales.

Los ratones genéticamente modificados no notaban los sabores dulces, por lo que eran "ciegos al dulce". Carecían de un componente clave en las células receptoras del sabor, lo que les impedía detectar el dulce.

El experimento consistió en comparar los comportamientos de ambos grupos de ratones ante el dulce. Más concretamente, las pruebas de comportamiento consistieron en comparar las preferencias de los dos grupos de animales por soluciones azucaradas o por soluciones que contenían un edulcorante denominado sucralosa.

Este edulcorante se fabrica a partir del azúcar, a la que sustituye en bebidas bajas en calorías y alimentos procesados. La sucralosa se caracteriza por ser un compuesto muy bajo en calorías.

Los resultados de las pruebas demostraron que los ratones "ciegos al dulce" preferían la solución azucarada, por lo que su elección no podía depender de su sabor, sino de las calorías que contenía esta solución.

De hecho, los análisis del cerebro de estos ratones demostraron que el circuito de recompensa cerebral de los animales se ponía en marcha sólo con la entrada de calorías en el organismo, aunque los ratones no pudieran saborear el azúcar de la bebida.

Estudios electrofisiológicos llevados a cabo con los roedores del experimento demostraron que las neuronas de la región cerebral del núcleo accumbens (grupo de neuronas del encéfalo), que genera la recompensa por la comida o el sentimiento del placer al comer, eran activadas por la ingestión de calorías independientemente del sabor percibido por los animales.

Recompensa calórica

El circuito de recompensa cerebral hace referencia al aumento de los niveles de dopamina en el cerebro cuando se incrementa el consumo calórico.

La dopamina es una hormona y neurotransmisor que se asocia comúnmente al sistema del placer del cerebro, porque propicia sentimientos de gozo y refuerzo que motivan a los individuos a realizar ciertas actividades. De hecho, la dopamina es liberada mediante experiencias naturalmente compensadoras, tales como la alimentación o el sexo.

La preferencia de los ratones por la sacarosa en lugar de la sucralosa se desarrolló tras tan sólo diez minutos de iniciada la prueba de una hora. Las neuronas de la región cerebral de recompensa tardaron en responder a las calorías ese mismo periodo de tiempo.

Los científicos señalan que, con su investigación, han demostrado que los sistemas de recompensa del cerebro, previamente asociados con la detección y asignación de alimentos sabrosos, se activan también en ausencia de la capacidad de saborear, es decir, en ausencia de los receptores de las señales del gusto.

Sexto sentido

Por tanto, estos recursos cerebrales no codifican exclusivamente el impacto de los alimentos en los sentidos, sino que también ejecutan una serie de funciones no identificadas hasta ahora, entre las que se incluye la detección de señales gastrointestinales y metabólicas, escriben los científicos en Neuron.

En su artículo, los investigadores llegan a hablar de la existencia de una especie de "sexto sentido" en el cerebro capaz de detectar las calorías en los alimentos y que le ayuda a detectarlas.

El descubrimiento de esta capacidad es extremadamente importante para entender la patogénesis o el origen del desarrollo de la enfermedad de la obesidad humana. Por ejemplo, explicaría el consumo exacerbado de algunos edulcorantes, como el jarabe de maíz, citado por muchos nutricionistas como causa de la obesidad.

Aunque el estudio se ha hecho de momento sólo en ratones, el cerebro humano podría también detectar calorías en los alimentos y desencadenar mecanismos compensatorios cuando se consumen edulcorantes, lo que quizás podría ayudar a comprender uno de los posibles orígenes de la obesidad.

La preocupación por la obesidad es especialmente relevante en los Estados Unidos, donde el promedio de consumo de jarabe de maíz fue de 28,4 kilos por persona en 2001, la mayor parte proveniente del consumo de bebidas.

No hay comentarios:

El Cielo

El Cielo

Explosion de Una Supernova

Nerd Test

Bienvenidos aquellos que no se conformen en ver en tres dimensiones

Saludos mis amigos(as) ; Colegas y estudiantes

Aqui estara una herramienta para todos donde podremos compartir nuestras ideas opiniones e informacion de una manera honesta y clara para que todos aquellos que acesen este blog puedan utilizarlo para crecimiento y conocimiento.

Las fuentes de informacion de este blog provienen de diferentes areas dentro de la red excepto algunos que son estudios de mi autoria

Videos para aprender

una nueva conciencia

una nueva conciencia

No estamos solos

Powered By Blogger

el maestro

el maestro
LINUX