El pasado mes de junio se puso en marcha el mayor consorcio europeo de investigación dedicado a combatir la acidificación de los océanos. El proyecto EPOCA (Proyecto Europeo sobre la Acidificación de los Océanos) reúne a más de cien científicos de veintisiete organizaciones pertenecientes a nueve países. Tiene como objetivo documentar la acidificación de los océanos e investigar su impacto sobre los procesos biológicos. Mediante esta información, el proyecto podrá predecir las consecuencias que tendrá dicha acidificación durante los próximos cien años y aconsejar a los responsables políticos sobre los umbrales o puntos de inflexión que no deberían superarse. El proyecto está financiado en parte por la UE con 6,5 millones de euros.
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Los gobiernos de todo el mundo, y en especial los de la UE, están poniendo en práctica varias acciones, y planificando muchas otras, para abordar el cambio climático. Sin embargo, antes de que puedan aplicarse, a menudo se necesita más información para evitar que se produzcan daños adicionales. Esta es la base del principio de cautela al que la UE se adhiere con fuerza. También es la base del proyecto EPOCA
El consorcio investiga la acidificación oceánica y cualquier otra implicación que pudiera existir con respecto a la fertilización de los océanos. Dicha fertilización es un proceso controvertido mediante el cual se añaden nutrientes a los océanos y mares del mundo para promover el crecimiento de algas que absorben carbono. Con este proceso, se argumenta, podemos «secuestrar», o atrapar, emisiones de dióxido de carbono.
Hay quien se opone a ello argumentando que el incremento de los niveles de dióxido de carbono también aumentará el nivel de acidez del agua. Esto puede tener graves repercusiones en crustáceos como las ostras, los cangrejos y las langostas, puesto que la acidez puede alterar su capacidad para formar sus caparazones de protección, lo que les haría extremadamente vulnerables ante los depredadores y sería perjudicial para la cadena alimentaria durante muchos años.También se ha unido a los trabajos de investigación la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (IOC) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Su papel es el de asegurar que la investigación sobre la acidificación de los océanos llevada a cabo mediante el proyecto se coordine con las actividades de investigación de científicos no pertenecientes a la UE. En concreto, la IOC colaborará con científicos que pertenecen a EPOCA y con otros que no, para desarrollar acuerdos internacionales sobre protocolos y normas que se apliquen en los experimentos de investigación sobre la acidificación oceánica.En colaboración con el consorcio, la IOC se propone desarrollar metodologías comunes para identificar las diferencias, o similitudes, en la calcificación entre varios taxones, regiones y en el tiempo. Pretende también asegurarse de que los datos se presenten de manera comprensible y accesible a los científicos en las próximas décadas para que puedan detectar cambios.Fue durante la celebración de la IX Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que tuvo lugar entre los días 19 y 30 de mayo de 2008, cuando se pidió una moratoria a la fertilización de los océanos. Delegados de 191 países acudieron a la conferencia, incluidos los países de la UE.
Se pidió a los países que no realizaran actividades de fertilización de los océanos hasta que no se disponga de fundamentos científicos sólidos. Los delegados también estuvieron de acuerdo en que el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) debería tomar como referencia el Convenio de Londres para regular la fertilización. La secretaría del CDB publicará la versión final del documento aprobado a finales de este mes.
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