La semana pasada aparecieron por la red las primeras imágenes de la tableta táctil que está desarrollando Michael Arrington, fundador de Techcrunch. Arrington, cansado de esperar a que alguna compañía fabricase una tableta barata y ligera para navegar desde el sofá, decidió hace seis meses crear la suya propia por menos de 200 dólares. Como no hay nada que no se pueda conseguir en China si se invierte el dinero necesario, aquí está el resultado. Contra todo pronóstico la tableta, parece ser, verá la luz del día.
Aunque aún faltan meses para que esté lista la versión final, el cacharro resulta sorprendente. No tanto por las especificaciones (es un netbook sin teclado y con pantalla táctil de 11 pulgadas) sino porque demuestra que hoy en día, para fabricar un producto de hardware sólo hace falta lo que hasta ahora hacía falta para fabricar software: ganas. Arrington no tiene un equipo de diseño, no tiene un equipo de ventas, no tiene un equipo de I+D, sólo tiene una idea de lo que quiere en la cabeza y un teléfono al que llamar en Shenzhen para ir pidiendo cambios y ajustes. Por supuesto también ha recibido ayuda desinteresada de mucha gente. El software de la tableta será una versión de Linux, ahora en preparación, pensada casi exclusivamente para ejecutar Firefox. Otros colaboradores han contribuido con ideas de formato, packaging o diseño interno.
http://blog.wired.com/gadgets/2009/04/leaked-photos-w.html
Incluso si el producto finalmente no funciona en el mercado, el resultado es el mismo: un tipo corriente y cuatro amigotes han creado un dispositivo que por lo general, y con suerte, sólo habríamos visto en el catálogo de una gran compañía. No ha hecho falta una gran cantidad de dinero —probablemente la parte más dura vendrá ahora, con la fabricación en masa y la distribución-. El pasado mes de enero, en la feria CES de Las Vegas, salí del área de exhibición general para acompañar a un amigo, fundador de una startup relacionada con fotografía digital. Buscaba un marco digital de fotos con características muy concretas y ninguna solución comercial se ajustaba. En un pabellón dedicado a fabricantes chinos empezó a pedir presupuestos para fabricar a medida el marco que necesitaba. Por lo visto no hay nada que no se pueda conseguir en ese país si se piden las cosas de 1.000 en 1.000 unidades. Los márgenes de beneficio parecen abismales (hay que tener en cuenta que no estoy considerando costes operativos normales de una empresa, los gastos de transporte, distribución y el personal necesario para todo esto) Estuve a punto de pedir 1.000 unidades de una funda de cinturón para el móvil con paneles solares para recargar el teléfono a siete euros por unidad, personalizada con un logo. ¿Esas mochilas con paneles solares que recargan lo que haya dentro? Coste de fabricación, 20 euros. Se venden por más de 100 en comercios.
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