El nuevo televisor de Philips, Cinema 21:9, una pantalla LCD superpanorámica de 56 pulgadas con la altura de una pantalla de plasma o LCD de 42 que saldrá a la venta en primavera y de la que aún se conocen pocos detalles.
Lo más probable es que usted, como yo, haya perdido el sentido de la proporción y no sepa ya si las caras de los presentadores del telediario están achatadas o es que han ganado kilos estas navidades. Desde que los primeros televisores panorámicos llegaron al mercado, tenemos una ensalada de formatos de emisión. Muchos contenidos se emiten aún en 4:3 pero algunas cadenas ya se han pasado al 16:9, al menos en algunos programas. En ambos casos, lo más complicado es el cine, que es imposible de cuadrar en ninguna pantalla sin usar bandas horizontales, Al final recurrimos al modo "optimizado" del televisor, que expande los laterales de la imagen intentando deformar lo menos posible el centro y que más o menos consigue que todo se vea bastante proporcionado.
Philips Cinema 21:9 viene a complicar un poco más el asunto porque, como su propio nombre indica, tiene unas proporciones de 21:9 o, mejor dicho, de 2,33:1, que es bastante cercano al formato en el que se graban el 90% de las películas —Panavision-. La idea es que los amantes del cine tengan, por fin, una pantalla en la que no sea necesario reescalar la imagen del Blu-Ray o añadir bandas horizontales. Con una resolución de 2.560 x 1.080 píxeles, es capaz de encajar la gran mayoría de películas píxel a píxel. Hay notables excepciones, claro. Cualquier título en Cinemascope -2,55:1- o Ben Hur — que con un formato 2,76:1 no sólo es terriblemente larga sino también terriblemente ancha- tendrá que verse con bandas horizontales (o con los laterales recortados, que es como estamos a acostumbrados a verla cada vez que la emiten en Semana Santa).
Es preciosa -el apartamento ayuda- pero, ¿hay mercado para una pantalla tan arriesgada?
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