El ocaso de Zune

Nadie parece saber cuántos Zunes se han vendido desde el lanzamiento del reproductor en el año 2006 pero los más optimistas no se atreven a pasar de los cinco millones de unidades. Microsoft confirmó ayer que no fabricará más y que se centrará exclusivamente en el desarrollo del software. No creo que a nadie le pille por sorpresa excepto a Ballmer, que durante años se ha mostrado increíblemente entusiasta sobre el avance del producto, al menos de cara a la galería. Para muchos es el momento de desempolvar entrevistas.

Desde mi cómodo sofá y sin haber tratado nunca de emprender nada dejadme que pontifique abiertamente sobre el tema. El problema de Zune fue de tiempos y concepto. De concepto porque el servicio se planteó como un espejo del modelo de iTunes-iPod esperando atraer al público que no quisiera un iPod. Era básicamente una copia que aportaba pocas cosas nuevas y que en cada versión parecía perder funciones y añadir nuevas. Microsoft se movía al ritmo que marcaban otros y sólo sacó Zune a Canadá –y algunas unidades a Reino Unido-, mercados donde la competencia era muy dura. A lo mejor en España, Italia u otros mercados le hubiera ido mejor. Todos los años los ejecutivos de Microsoft me contaban que los planes estaban en marcha y que iba a suceder pero al final todo quedaba en un “próximamente”.

De tiempos porque Microsoft salió al mercado en 2006 con un producto muy poco atractivo –ese color marrón le pasaría factura a cualquiera- y gastó una millonada en promoción. En 2009, con un producto bastante bueno en las manos (Zune HD) la maquinaria de marketing y promoción ya estaba al mínimo y no tenía sentido seguir apostando por un producto que en pocos años va a terminar engullido por el teléfono móvil.

El gran pecado de Microsoft no es haber fallado a la hora de crear un rival serio para el iPod sino que para hacerlo aniquiló cualquier otra alternativa. Al lanzar Zune dejó tirados a Creative, Sandisk, iRiver, Philips y un puñado más de fabricantes que hasta entonces había considerado aliados y con los que había creado un ecosistema. Lo poco que vendió Zune se lo robó a ellos.