Hod Lipson y Floris Van Breugel, con un modelo del vehículo. (Foto: Bill Steele/Cornell Chronicle)
(NC&T) Ya se han creado muchos de estos llamados "ornicopteros". Algunos de ellos vuelan bien cuando se mueven hacia adelante, pero hasta ahora, pocos logran un buen resultado al tratar de permanecer inmóviles en el aire, suspendidos sobre un lugar. Los ordenadores todavía no pueden igualar en eficacia a los sistemas complejos de control y realimentación existentes en los diminutos cerebros de aves e insectos voladores.
Sin embargo, unos investigadores de la Universidad Cornell han ideado un vehículo que bate las alas, es simple y barato, y se estaciona en el aire tan bien como un colibrí o un abejorro. Además, en el futuro podría ser miniaturizado lo suficiente como para alcanzar el tamaño que poseen esos dos animales. Las aplicaciones potenciales de estos ornicopteros de alta eficiencia incluyen la vigilancia, la polinización artificial e incluso los juguetes.
El vehículo prototipo, construido por Floris Van Breugel y William Regan, trabajando junto a Hod Lipson, no necesita de un complicado sistema de control porque es "pasivamente estable". Vuélquelo y de forma natural se endereza a si mismo como una boya en el agua. Incluso puede afrontar la situación de estar "cabeza abajo" y restablecer su adecuada posición de vuelo, algo que pocas aeronaves convencionales pueden hacer, incluyendo a casi todos los helicópteros.
El prototipo, de cerca de 60 centímetros de alto, utiliza cuatro pares de alas flexibles. El vehículo pesa sólo 24,2 gramos, incluyendo a las bateras.
El diseño es muy adaptable a otros tamaños, y por ello se podrá miniaturizar hasta extremos asombrosos, por ejemplo alcanzando un tamaño inferior al de una mosca.
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